Una interesante y profunda visión del largometraje DÍA SEIS, desde la perspectiva de la gran periodista polaca Joanna Longawa (Joanna Lo), asentada en la ciudad de Roma y ferviente promotora del arte y la cultura.

“Dìa6eis” es una película mexicana muy reconocida a nivel mundial, lo que le ha valido muy merecidos premios en numerosos festivales durantes los años 2016 y 2017, entre otros, Barcelona Planet Film Festival, Romania 12 Months Festival, Wolves Independent International Film Awards, Festival de Cinema da Figueira da Foz, South Texas International FF, London BELIFF FF, NIFF NEXT IFF, Milan International Filmmaker Festival of World Cinema, Festival Internacional de Cine de Tequila, Matera Voce Spettacolo FF y muchos otros. Su director, Juan Pablo Arroyo Abraham, múltiple “mejor director” – en colaboración con SOLARIS, Dejarme Disfrutar Films y Geiser Films – creó en 102 minutos una imágen de la vida humana compleja, refinada y profundamente trágica, asemejándose a un verdadero drama triangular shakeasperiano de tres componentes: Carmen (Abril Cira), Pablo (David Medel) y Joaquín (Andrés Montiel). La llave de esa obra maestra, entre otras cosas muy personal y sobre todo metaliteral, se esconde en este conglomerado de palabras: poesía – arte y tiempo – muerte.

La POESIA es Shakespeare, escondido dentro de los versos poéticos citados por los protagonistas que, inconscientemente, anuncian al espectador la llegada de la muerte. El teatro dentro de la película es lo que cercanamente conecta “Día6eis” con la época victoriana, no olvidándose del tema de un triángulo amoroso compuesto por tres hijos de ARTE: Carmen, famme fatale, actriz (porte parole de la Ofelia de “Hamlet”), y sus dos hombres; Pablo, fotógrafo, ex novio (amor pasional: Ofelia-Hamlet) y el marido, arquitecto, Joaquín (amor razonable: Ofelia-Padre). Ese triángulo adictivo está perfectamente delimitado, la conección entre los tres nunca se disipará. Los hombres son amigos, y Carmen, su amante, inmersa en una tajante indecisión. Además, la mujer al mismo tiempo fuente de inspiración para ambos, su razón de vida y, después de todo, su tortura. En esta configuración geométrica los tres son víctimas por igual, a modo de los lados equiláteros del triángulo: Pablo y Joaquín las víctimas de Carmen y ella, simultáneamente, víctima de su enfermedad. En toda esta tragedia se torna relevante, de manera transversal, la muy apropiada y sofisticada música escrita por Juan Paulín y Juan Alzate. A ello se suma la estética de algunas escenas de tinte barroco capturadas genialmente por la Directora de Fotografía, Anna Soler Cepría, que nos remontan y contextualizan en un escenario pictórico al estilo Caravaggio.

A ello se suma, asimismo, la manera poética de grabación del film, logrado por los lentos movimientos de una cámara que no pierde detalle alguno en su intento de reflejar globalmente la trama, provocando en el espectador la sensación de leer una poesía. El TIEMPO, por su parte, no solo está en el título de la obra sino, también, en su formato. En este sentido, la composición no líneal, caracterizada por continuas retrospecciones, prueba la gran maestría del director moreliano. Todo empieza y termina en un viaje, en un camino que denota sencillamente el sendero de la vida y con el agua (mar) como elemento culminante que deviene en un símbolo de la MUERTE, en tanto omnipotente, inmensa y destructiva. Ese canon estructural del film nos remonta no solo a Shakespeare, sino que nos recuerda la idea del eterno retorno de Nietzsche, un círculo trágico del cual es imposible salir.

Finalmente, vale la pena notar el papel de los actores. El trío Abril Cira, moreliana con orígen en Michoacan (mejor actriz según el Festival de Cinema Da Figueira Da Foz de Portugal), Andrés Montiel, de Guadalajara (mejor actor según el Voce Spettacolo Film Festival de Matera, Italia) y David Medel, de la Ciudad de México, (entre otros, protagonista de la afamada serie “Los Secretos de Lucía”), se enfrentaron eficazmente a la tarea encomendada. Sus interpretaciones, signadas por la tragedia, junto al diseño de arte, la fotografía y forma de dirección de Arroyo, hicieron de “Día6eis”una joya cinematográfica, “nostálgica, sensible y torturadora”, como ha señalado el London International Film Festival, y un emblema del nuevo cine mexicano que, con su potente originalidad, se destaca cada vez más en Europa y otras latitudes.

Recensión realizada por Joanna Longawa